Yo no hubiera sido tan categórico

hubieraEsperanza Aguirre, concejala del Ayuntamiento de Madrid, cometió el otro día dos faltas de ortografía al escribir un pequeño texto en la red social Twitter. Y, como es habitual en estos casos, el personal se lanzó al cuello de la lideresa para tomarle un poco el pelo. Un tuitero decía: «Dos faltas de ortografía en 140 caracteres tampoco es para que te llamen ignorante, pero repasa un poco…». A este tuit, otro individuo contestaba así: «Posiblemente si lo hubiese escrito Esperanza Aguirre hubiese tenido 139». Y un tercer tuitero le respondió al segundo en estos términos: «Se escribe: “Si lo hubiese escrito… habría tenido”». Este tercer tuit tenía por objeto señalarle al autor del segundo un supuesto error gramatical, pues empleó el subjuntivo donde debería haber usado el condicional. Eso al menos es lo que pensaba el autor de la reprensión, pero se equivocaba: el texto del segundo tuitero, con ese subjuntivo repetido (hubiese escrito/hubiese tenido), es absolutamente correcto. Sigue leyendo

Mañana comienza en Canarias Radio la Autonómica el programa ‘Lavadora de textos’, dedicado al buen uso del idioma español

El espacio durará media hora y se emitirá semanalmente, todos los miércoles

lavadoraMañana miércoles, a las 19.30 horas, comenzará en Canarias Radio la Autonómica la emisión del programa Lavadora de textos, dedicado al buen uso del español y presentado por el periodista y corrector de textos tinerfeño Ramón Alemán, coordinador del servicio profesional de corrección Lavadora de textos y autor del blog del mismo nombre. El espacio, que tendrá una duración de treinta minutos, forma parte del contenedor informativo Canarias a las seis, presentado por Víctor Hugo Pérez. Sigue leyendo

Tomates de bronce

TomatesCreo que ya he dicho alguna vez que, dada mi condición de corrector, sufro mucho leyendo, aunque lo esté haciendo solo por entretenimiento y no para ganarme el pan mío de cada día. Imagínense ustedes entonces cómo será la cosa cuando tengo que leer una novela para corregirla: en ocasiones se llega a producir una implicación tremenda con el trabajo que se tiene entre manos, pues uno es consciente de que el autor del libro ha puesto sobre nuestras espaldas una gran responsabilidad. En esos casos, y cuando el escritor muestra el mismo respeto por el corrector que el que este le debe a su cliente y a la criatura –cosa que no pasa siempre–, el imposible placer de leer se sustituye por el placer de ayudar (cobrando, claro). Eso me ocurrió meses atrás con la corrección de un libro extraordinario, cuyo título es de lo más engañoso: Como el que tiene un huerto de tomates. Sigue leyendo

Si yo fuera rico

TopolHoy, 30 de junio, es el aniversario del nacimiento de Buenaventura Maximiliano Alemán de Armas, más conocido como Ventura Alemán. Podría decirles que entre sus muchas virtudes se encontraba su condición de orfebre, dibujante, escultor, joyero y pintor; también podría decirles que era una persona con un sentido del humor apabullante y que poseía un genio (del bueno y del malo) que estaba a la altura de su doble naturaleza de artista y patriarca. Sin embargo, yo hoy prefiero recordar a mi padre simplemente como perfecto imitador del actor Chaim Topol en la famosa escena de la película El violinista en el tejado en la que el lechero Tevye cantaba aquello de «If I were a rich man…» bailando con unos enérgicos contoneos a medio camino entre los de un pavo real y los de un gorila. Sigue leyendo

Cese de hostilidades

cesarLos correctores de textos somos gente muy fastidiosa: nuestro trabajo consiste en buscar defectos en los actos de otras personas, y a nadie le resulta agradable que le anden diciendo que hace las cosas mal, aunque mis clientes me pagan por tan extraña tarea (ellos sabrán…). Para encontrar esas imperfecciones, mis colegas y yo tenemos que contrastar con un modelo aquello que creemos que está mal escrito, un modelo que en muchos casos es proporcionado por la Real Academia Española. Sin embargo, a veces el defecto tiene tanto éxito que acaba convirtiéndose en modelo, de tal manera que algunas de nuestras críticas y enmiendas pierden el sentido que un día tuvieron. Por ejemplo, yo ya no podré meterme con nadie por usar el verbo cesar como transitivo. Sigue leyendo

Zarpazos y adelantamientos en la carrera electoral

SorpassoUstedes ya saben que cuando una palabra se pone de moda es muy complicado no tropezarse con ella en cualquier esquina y a todas horas. En España nos está ocurriendo estos días con el sustantivo sorpasso, con el que nos referimos al salto con el que la coalición Unidos Podemos podría estar a punto de colocarse el próximo día 26 como segunda fuerza más votada en España, por delante del sempiterno PSOE, que en las últimas décadas había ocupado alternativamente la primera y la segunda posición en un rancio bipartidismo compartido con el Partido Popular. Frente a la repentina fama de esta voz aparece la ortodoxia lingüística, de tal manera que ya hay quien está proponiendo sustituir sorpasso –que es palabra italiana– por alguna voz española, como adelantamiento. ¿Ustedes qué opinan? Sigue leyendo

Se trata de un verbo sin sujeto

TratarseSi ustedes no conocen a Faemino y Cansado, deberían ir a YouTube inmediatamente y empezar a ver vídeos de esta extraordinaria pareja de cómicos españoles, entre cuyas virtudes como humoristas figura el estrafalario manejo que hacen de la lengua. Uno de sus números más famosos es el del budista, que comienza así: Faemino nos cuenta que estaba tranquilamente en su casa cuando de repente tocan a la puerta. El hombre sale corriendo por el pasillo, abre y, ante el incómodo silencio del visitante, le pregunta: «¿No vas a abrir la boca o qué?, ¿qué quieres, payaso?», a lo que este responde: «No, yo no me trato de un payaso». A mí este sketch me fascina, empezando por eso de «No, yo no me trato de un payaso», una oración que me hace muchísima gracia por lo que tiene de inesperada transgresión gramatical. Sigue leyendo

No solo para Arturo Pérez-Reverte

SoloExiste en ciertos ámbitos un debate en torno a los criterios que se siguen para la elección de aquellas personas que han de ocupar los asientos que la muerte va dejando vacantes en la Real Academia Española. ¿Deben ser siempre científicos de la lengua –gramáticos, lexicógrafos, filólogos…– o también pueden ir a parar allí las posaderas de los artistas de la lengua? Personalmente, no creo que esté mal del todo que haya en la Docta Casa algún que otro escritor, pero me produce grima la torpe injerencia del académico Arturo Pérez-Reverte, que va por ahí –por Twitter, sobre todo– diciendo que dará la batalla para que la RAE le devuelva al adverbio solo una tilde que, a decir verdad, jamás le debió corresponder. Y lo hace como miembro de la Academia, no a título personal. Ya lo dijo Goethe: nada hay más terrible que una ignorancia activa… Sigue leyendo

Canción de Navidad para correctores y periodistas

NavidadEn mi doble condición de periodista y corrector de textos –cada vez más lo segundo que lo primero–, me he tropezado en los últimos años con infinidad de artículos, noticias y comentarios sobre lo mal que andan ambos oficios, sobre su presente desalentador y sobre su futuro incierto. Pues bien, hoy yo les voy a hacer a correctores y periodistas un regalo de Navidad que es en realidad un consejo: dejen de lamentarse y busquen un camino. Y no crean que este regalo es una ironía con forma de advertencia sobre lo agotadora que resulta la autocompasión de estos dos gremios; lo que estoy haciendo es una petición sincera que nace de mi experiencia y del convencimiento de que Internet –a la que se le achacan muchos de los males de estas profesiones– nunca nos va a abandonar y además tiene trabajo para nosotros. Sigue leyendo

Vigilancia de corto alcance

EditajeSiendo yo adolescente tenía una profesora a la que tanto mis compañeros de clase como yo solíamos dejar en evidencia en aquellas ocasiones –demasiadas– en las que los alumnos le demostrábamos que se había equivocado al impartir alguna lección. Lejos de verlas como un triunfo, estas escenas me provocaban una mezcla de vergüenza ajena, compasión y, sobre todo, decepción, pues es triste comprobar que la autoridad es un honor volátil que se desvanece cuando quien la ejerce no está todo lo capacitado que debiera para tal fin. Algo vagamente parecido me ocurrió la semana pasada con la denominada «Unidad de Vigilancia Lingüística», una sección del programa de radio La ventana, de la cadena SER, cuyos responsables perdieron la autoridad que se les supone al censurar de manera arbitraria la palabra editaje. Sigue leyendo