Me pregunta José Peraza, estimadísimo periodista deportivo y muy buen redactor (no todos los periodistas redactan bien, desgraciadamente) por qué tanta gente dice apóstrofe cuando quiere decir apóstrofo. La respuesta es muy sencilla: son dos palabras que se parecen muchísimo; sin embargo, significan cosas diferentes. El apóstrofe es una figura retórica, o sea, un truco de esos que emplean los escritores para repujar sus obras literarias. En cuanto al apóstrofo, se trata de un signo ortográfico «que apenas se usa en el español actual», según la Real Academia Española. ¿Que apenas se usa? Yo no sería tan categórico… Sigue leyendo
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¿Y Iris?
¿Les llama la atención esa i griega en el título que acaban de leer? Tal vez algunos pensarán que lo correcto es ‘¿E Iris?’, ya que la conjunción y se convierte en e cuando precede a una palabra que empieza por el sonido /i/, como es este caso. Pero la lengua te da sorpresas –como la vida en la canción de Rubén Blades– y hoy vamos a hablar de una de ellas. Este artículo se lo quiero dedicar a Iris, una niña encantadora y muy inteligente que, a sus 13 años, se está tomando la molestia de leer el libro Lavadora de textos y, según me ha dicho, le parece entretenido. Sigue leyendo
Borbones, González y Alemanes
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en España hay 336 Borbones frente a un millón y medio de Garcías –el apellido más común en nuestro país– y casi un millón de González, lo cual podría servir como aperitivo para un pintoresco debate entre monárquicos y republicanos en el que yo me lo pasaría bomba. Sin embargo, no entraré hoy en ese asunto, pues lo que realmente me interesa es hablar de los plurales de los apellidos. ¿Se han fijado en que he escrito Borbones y Garcías –plurales de Borbón y García–, pero el apellido González, que también está aquí en plural, lo he escrito igual que en singular? Sigue leyendo
Son tres palabras y me gustan
Cuentan que el maestro cubano Osvaldo Farrés, autor, entre otras canciones, de Toda una vida y Quizás, quizás, quizás, compuso la célebre Tres palabras después de que una cantante le pidiera una creación para su repertorio, a lo que él le contestó que eso de escribir una balada no era coser y cantar. La artista le dijo entonces que con solo tres palabras él podía hacer algo maravilloso. Y así nació este inmortal bolero, en el que las famosas tres palabras son «cómo me gustas». En fin, no he hecho sino empezar y ya estoy divagando. Hoy vamos a hablar de tres palabras muy maltratadas y que los hispanohablantes usamos a veces al tuntún, tal vez porque son un poco raras, aunque a mí me gustan. Se trata de cuyo, ambos y sendos. Sigue leyendo
¡Que no escribas ‘qué’!
Después de leer lo que dijo hace unos meses Bonnie Tyler sobre nuestro país («¡Qué viva España!», con una tilde bastante sorprendente), me da la impresión de que la cantante galesa no tiene ni idea de la apatía que se extiende entre los españoles, incapaces de dar un golpe sobre la mesa ante una de las mayores crisis de su historia. Aunque, pensándolo bien, creo que lo que ocurrió fue que la persona que convirtió en texto las palabras de la rubia se equivocó y puso una tilde donde no debía; en tal caso, lo que Bonnie Tyler dijo fue «¡Que viva España!», como queriendo dar ánimos a los chicos de El Sueño de Morfeo, que finalmente no se comieron una rosca en el festival de Eurovisión. Sigue leyendo
‘Sexy’ es una palabra sexi
No me digan ustedes que la palabra sexy no llama la atención. ¿Será por esa equis? ¿O será porque todo lo que tenga que ver con el sexo nos resulta interesante? Yo creo que sí, que es por esto último. Sea como sea, lo cierto es que en cuanto nuestros ojos la ven, nos lanzamos a leer el resto de la frase en la que aparece. Cómo somos… Los personajes del genial humorista y escritor canario Juan Luis Calero lo dirían así: «¡Oiga! ¡Hay que ver lo que es el cerebro humano de las personas!». Sí, sexy nos resulta una palabra atractiva y nos hace pensar en sexo, así que podríamos decir que es sexi. Pero sexi con i latina, que conste. Sigue leyendo
Los sónares desorientan a la Academia
Los periódicos de Canarias publicaron hoy una noticia maravillosa: nueve años después de que el Gobierno español prohibiera el uso de sónares para maniobras militares en aguas de estas islas, los varamientos masivos de cetáceos han pasado a la historia. La información apareció en varios diarios, que se mostraron unánimes en cuanto al acierto de darles la jubilación a estos aparatos de detección submarina, que desorientan a las ballenas y a otros mamíferos. Donde se esfumó la unanimidad fue en el criterio a la hora de ponerle tilde o no a la palabra sónar, pero no es de extrañar: la Real Academia Española ha dado tantos tumbos con esta voz que uno ya no sabe cómo escribirla. Sigue leyendo
¿La de Maduro fue una victoria pírrica?
Si piensan que vamos a hablar de política, ya pueden ir dejando de leer, porque en este blog solo comentamos asuntos relativos a la lengua española, que es mucho más divertido. Dicho esto, leí el pasado lunes un titular de prensa sobre la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de Venezuela que decía así: «Incertidumbre en el país tras la ‘pírrica’ victoria del candidato chavista». ¿Por qué escribieron pírrica entre comillas simples? ¿Pretendían tal vez aclarar que la estaban usando en sentido figurado? Pues muy mal hecho, porque la de Maduro fue una victoria pírrica en el sentido literal de la palabra. Sigue leyendo
No me gustan los jerseys de Pilar Rubio
No, no me gustan los «jerseys» de Pilar Rubio de los que se habla en una publicidad que vi recientemente. Y no porque me parezcan feos ni porque crea que le quedan mal a esta estupenda (‘admirable, asombrosa, pasmosa’, según la definición de la Real Academia Española) modelo española. En realidad, creo que son fantásticos y que el cuerpo de la simpática actriz realza la belleza de las prendas. Lo que no me gusta es que en ese texto hayan escrito jerseys, porque lo correcto es jerséis. ¿Por qué? Ahora lo veremos. Sigue leyendo
Tengo un currículum problemático
Dicen que hace una eternidad todos los caminos conducían a Roma, pero lo que no nos contaron es que el trayecto inverso a veces era tortuoso y con escalas. Por ejemplo, hay palabras que viajaron de Roma a Madrid (y a Canarias y a toda América) pasando por Londres o Nueva York. Eso es lo que parece que hizo la locución currículum vítae, que, aunque proviene del latín, es un anglicismo que empezó a ponerse de moda en nuestro idioma durante el siglo pasado. Cuántos problemas da este latinajo y cuántos su plural… Como en tantos otros asuntos complicados, los guardianes de la lengua no terminan de ponerse de acuerdo sobre la manera de escribirlo. Sigue leyendo


