Soneto lingüístico número 18
Mi amigo sentenció, tras raudo juicio,
que vio un error brutal mientras leía:
«¡Guion sin tilde!», no se lo creía,
pues era yo el autor del estropicio. Sigue leyendo
Mi amigo sentenció, tras raudo juicio,
que vio un error brutal mientras leía:
«¡Guion sin tilde!», no se lo creía,
pues era yo el autor del estropicio. Sigue leyendo
Propone mi Gobierno una medida
que nace de muy buenas intenciones
mas choca de inmediato con razones
que impiden que la idea cobre vida. Sigue leyendo
Un joven periodista, nada humilde,
se atreve a confesarme su ignorancia
al afirmar con brío y arrogancia
que la palabra joven lleva tilde. Sigue leyendo
Un cliente moroso que no es plebe
se ofende falsamente, como un amo,
porque en la plaza pública reclamo
que pague de una vez lo que me debe. Sigue leyendo
La tilde diacrítica es invento
para diferenciar voces parejas:
si es átona palabra, así la dejas;
si es tónica la otra, lleva acento. Sigue leyendo
Él es el cosmonauta del lenguaje;
viajó hasta las galaxias más remotas
y en todas sus misiones tomó notas
del hispánico espacio y su engranaje. Sigue leyendo
La coma es ese simple garabato
que da cien mil problemas por bohemio;
la llaman «doña Anárquica» en mi gremio
y es ácrata y rebelde como un gato. Sigue leyendo
En Twitter, una dama con cultura
afirma que jamás de los jamases
podremos encontrar entre sus frases
errores o gazapos de escritura. Sigue leyendo
Es bella y elegante la cursiva,
mas siempre le sucede a lo elegante
que deja al fin de serlo en el instante
en el que su presencia es excesiva. Sigue leyendo
La tilde vil que en solo alguno escribe
responde a un derogado mandamiento
que debes desterrar, y no te miento,
por más que queda aún quien lo prescribe. Sigue leyendo