La carta que la presidenta Esperanza Aguirre envió hace unos días a los profesores de la Comunidad de Madrid ha sido motivo de guasa y vacilón en las redes sociales a cuenta de una serie de correcciones ortográficas que sus destinatarios marcaron en rojo chillón para escarnio de la indestructible Espe. La mayoría de los errores cometidos por el asesor de turno al que le tocó redactar la carta (¿o ustedes creen que la escribió la presidenta?) tienen que ver con las tildes, y una de las enmiendas señaladas en el texto ha sido objeto de especial controversia en Internet: los profesores marcaron como error la acentuación gráfica de la palabra cómo en la siguiente frase: «Basta con mirar alrededor o leer la prensa diaria para comprobar cómo los comercios cierran…».
¿Fue acertada la corrección? Pues sí y no: como veremos a continuación, las vueltas que gramáticos y ortógrafos les dan a asuntos como este se parecen mucho al antiguo y absurdo debate sobre el sexo de los ángeles. Esos mismos ángeles que, existan o no, salvaron de la muerte a la suertuda presidenta cuando el helicóptero en el que viajaba se estrelló en Móstoles y cuando escapó por los pelos y con calcetines blancos de un atentado en un hotel de Bombay… Espe es así.
Vamos al grano: ¿por qué tanta gente ha puesto en duda esa corrección de los profesores madrileños? Por la sencilla razón de que no todo el mundo interpreta de la misma forma la función de la palabra como en esa frase. Para unos se está empleando como conjunción –por eso no le pondrían tilde– y para otros como adverbio interrogativo –y sí se la pondrían–. Lo cierto es que en este caso está actuando como conjunción que introduce una oración subordinada, que es los comercios cierran. Hay un truco para saber si se trata de una conjunción: lo es si se puede sustituir por la palabra que (‘… comprobar que los comercios cierran…’).
El Diccionario panhispánico de dudas, de la Real Academia Española, lo explicaba así en 2005:
- Funciona como conjunción completiva equivalente a que, introduciendo oraciones subordinadas sustantivas de complemento directo. Hoy solo es normal su empleo con los verbos de percepción ver y oír, y sus sinónimos: […] «Oyó como se abría una puerta y vio entrar a un soldado» […]. Con este valor conjuntivo, como es átono y se escribe sin tilde. No obstante, se hace a veces tónico por contaminación con el adverbio interrogativo de sentido modal cómo, ya que, con verbos de percepción, como es el caso de ver y oír [yo añado: y comprobar, y algunos más], la noción de modo […] está también presente en los enunciados; así, en la oración Vio como los policías saltaban la valla, la percepción del hecho en sí (= vio que los policías saltaban la valla) es indisociable del modo en que se ejecuta la acción (= vio de qué modo los policías saltaban la valla). Pero a pesar de pronunciarse tónico, el como conjuntivo debe seguir escribiéndose sin tilde para diferenciarlo del adverbio interrogativo cómo.
Sin embargo, cinco años después la Academia rectificó y en su Ortografía de la lengua española (Espasa) dijo lo siguiente: «Puesto que en muchas ocasiones la percepción o exposición de un hecho es indisociable de la del modo en que este se produce […], es admisible su escritura [la escritura de como] sin tilde o con ella». O sea, la RAE dice ahora que este como se puede escribir de ambas maneras.
¿Hicieron lo correcto los profesores al eliminar la famosa tilde en la carta de Espe? Es evidente que quien marcó ese supuesto error es un conocedor profundo de algunos de los secretos de nuestra ortografía –sabía que ese como funcionaba ahí como conjunción–, pero, también hay que decirlo, probablemente su intransigencia fue similar a la que mostraba la RAE en su Panhispánico, cuando aún se negaba a aceptar que ambas funciones, la conjuntiva y la adverbial, se funden a veces para despertar una misteriosa energía que obliga a la mano de quien escribe a dibujar una tilde tan polémica como legal.
Ramón Alemán
