Hace más de dos años, hablando en este mismo blog sobre la coma, decía yo que es un signo de puntuación bohemio y que a veces aterriza donde le viene en gana. Aquello de llamar «bohemia» a la coma le hizo tanta gracia a mi amigo –mi hermano– Eduardo García Rojas que desde entonces repito la ocurrencia cada vez que puedo. Sí, la coma es libre y de ella dice la Real Academia Española que es el signo «que más dudas plantea», pero no es menos cierto que está sometida a ciertas reglas. En determinados casos, la presencia o la ausencia de este garabato cambia radicalmente el sentido de una oración. Sigue leyendo
