Alguna que otra vez he hablado aquí de La Unión de Correctores (UniCo), una asociación de la que formo parte1 y cuyos fines son, entre otros muchos, promocionar nuestro oficio e informarnos sobre nuevos recursos con los que seguir aprendiendo. UniCo también dispone de un grupo de Google –una suerte de asamblea a golpe de correo electrónico– en el que los socios nos ayudamos mutuamente a resolver todo tipo de dudas. No les diré cuál es el importe de la cuota anual que pago a UniCo, pero les aseguro que el incesante caudal de conocimientos que recibo a diario de ese grupo de consulta la amortiza con creces. Sigue leyendo
