Soneto lingüístico número 40
Entraron en mi casa dos chiquillos
como sabuesos expedicionarios
y al ver mi montañón de diccionarios
el asombro inflamó sus ojos pillos. Sigue leyendo
Entraron en mi casa dos chiquillos
como sabuesos expedicionarios
y al ver mi montañón de diccionarios
el asombro inflamó sus ojos pillos. Sigue leyendo