De pequeños nos enseñaron las reglas básicas de la acentuación, que nos parecieron –al menos a mí– sencillas y aceptables. Después empezamos a crecer y vimos que había algunas excepciones. Hacia el bachillerato comprobamos que había muchas excepciones. Y un buen día leímos en una tira de Mafalda: «Esto es el acabóse», con una tilde rarísima pero que resultó ser correcta. ¿O no? Sigue leyendo
