Soneto lingüístico número 56
tropieza sin quererlo día a día
con un error común de ortografía
que muchos creen insignificante.
La culpa está en la rumorología,
que extiende una mentira extravagante:
«La palabra mayúscula es mutante
y tilde perderá si la tenía».
Ningún tratado de tipografía
dictó esa falsa ley, que es aberrante
y ofende a la ejemplar caligrafía.
Por lo tanto, de hoy en adelante
pon, si toca, la tilde que nos guía
ya sea en letra enana o en gigante.
Ramón Alemán