Soneto lingüístico número 58
Supongan que a Cervantes, comenzando
su Quijote, le diera por soltarme:
«… que de su nombre no quiero acordarme…».
Mas puso cuyo, no era escritor blando.
Como verán, el fondo es casi el mismo,
pero cuyo es excelso y elegante;
a su olvido, de hoy en adelante,
llamarás con desprecio quesuismo.
Es mal –el quesuismo– muy presente
en la prensa actual (y en la futura);
la muerte de mi cuyo es inminente.
Lo matan redactores sin altura
que ignoran herramientas imponentes:
la lengua, su buen uso y la cultura.
Ramón Alemán