Soneto lingüístico número 51
Solemos los mortales lamentarnos
de toda circunstancia cotidiana:
si el sol pegó ya fuerte de mañana,
buscamos buena sombra, y a quejarnos.
Si llueve, nos molesta el empaparnos;
si es seco el tiempo, cuéntame mi hermana
que su gatito tose con desgana
por el polvo que vino a visitarnos.
Te irritas estos días, sin mesura,
porque un virus maldito te condena
y el mundo solo ves desde la altura.
¿No tenías pendiente una decena
de libros que esperaban tu lectura?
¡Bendita sea, pues, la cuarentena!
Ramón Alemán