Soneto lingüístico número 29
Si infringe usted alguna normativa,
está faltando a ley o a mandamiento,
y el verbo que yo aplico a ese momento
es el leído un poco más arriba.
Si causo daño o impongo alguna pena,
ese daño es un daño que he infligido,
y nunca yo diré que lo he infringido,
pues no quiero una léxica condena.
Tenemos, de este modo, dos verbillos
que suenan parecido, mas no tanto,
y tienen diferentes cometidos.
No mezclen los hablantes –no sean pillos–
las churras con merinas, que me espanto
y sufren hemorragias mis oídos.
Ramón Alemán
