Soneto lingüístico número 22
Quien pregonó un buen día que la RAE
acepta y ha añadido al diccionario
la voz cocreta fue un gran temerario,
y destapar su farsa aquí me trae.
Erró su tiro por partida doble
el tipo que inventó tremenda trola,
que se contagia cual rodante bola,
y es justo que reciba este mandoble.
Diré, para empezar, que la Academia
ni acepta ni bendice ni tolera:
lo que hace es registrar en su inventario.
Y añado, por parar esta epidemia,
que cocreta ni está ni se la espera
en ese archivo que es el diccionario.
Ramón Alemán
