La vecina rubia

Soneto lingüístico número 19

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en lo que atañe a buena ortografía,

hay una puerta –al lado está la mía–

en la que vive mi vecina rubia.

 

Sus tildes y sus comas, sus dos puntos,

su dulce y visceral minusculismo,

su gramático espejo de mí mismo

me obligan a pedirle vivir juntos.

 

Pintemos con diptongos el rellano,

usemos punto y coma noche y día,

tildemos en invierno y en verano.

 

Tiremos la pared, vecina mía,

vivamos en comuna, mano a mano,

a salvo de tuitera disgrafía.

Ramón Alemán