Soneto lingüístico número 14
La tilde diacrítica es invento
para diferenciar voces parejas:
si es átona palabra, así la dejas;
si es tónica la otra, lleva acento.
Ponemos tilde a mí, que es un pronombre,
y no la lleva mi, que es posesivo;
pero hay quien, sin razón y sin motivo,
le pone tilde a ti: ¡mal hecho, hombre!
No existe en nuestro idioma –aquí lo grito–
palabra igual a ti, que queda exenta,
por tanto, de trazarle el dibujito.
Aquel que acento a ti le pone atenta
contra una norma clara que, repito,
ordena no tildar más de la cuenta.
Ramón Alemán
